jueves, 21 de octubre de 2010

Todo fluye

Ayer, después de haber terminado el examen de Historia, creí haberlo hecho bastante bien. Incluso para sacar más de un 7. Me dirigí hacia el autobús sonriente y orgullosa de mi misma por haber estado estudiando concienzudamente para hacer un buen examen, mi primero buen examen. Y como no, después de haber estado casi toda una semana encerrada en mi cuarto luchando cotra los Visigodos y los Musulmanes, decidí tomarme aquella tarde libre de estrés. Leí algo de El Sí de las Niñas, vi un rato la tele, me conecté en el ordenador como cada día... Feliz. Me sentía bien conmigo misma.
Al día siguiente, hoy,  me he levantado con ganas de comerme el mundo otra vez y de saber qué tal había ido el examen. Pero las nubes ocuparon mi cabeza. Las malas noticias llegaron y con ello la desesperación, el nerviosismo, el enfado, la frustración... Lo único que he deseado hoy era, haber aprobado el examen. Porque después de una pequeña charla del profesor seguido de una ráfaga de malas notas, lo que te viene a la cabeza no es felicidad y alivio precisamente.
Pero, sin aún perder la esperanza, habiendo estudiado como nunca, albergo una pequeña luz que me ilumine cuando sepa la nota. Al menos, espero simplemente aprobar.

Total... Todo fluye. Habrá días peores y días mejores, pero nunca el mismo.


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